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IFLA2010. Día 4 (jueves). Henning Mankell y...

Andoni Calderón Rehecho 12 de Agosto de 2010 a las 19:47 h

Cuando llegamos a las 8:35 al gran Hall del Congreso, la presidenta, Ellen Tise, está diciendo que la capacidad de escribir y de leer son elementales para construir la sociedad; sin embargo no todo el mundo puede adquirirlas. Hace un llamamiento a la solidaridad, recuerda que compartir es la clave del Congreso y presenta a Henning Mankell.

Mankell empieza su discurso con anécdotas sobre bibliotecas suecas y sobre algo que le ocurrió en Mozambique, donde lleva 30 años.

Conoció a unos niños de la calle que vivían de encontrar aparcamiento a los conductores. No tenían ninguna razón para fiarse de él ya que habían sido traicionados en muchas ocasiones a lo largo de sus cortas vidas y engañados por el mundo en el que persiste la pobreza y la guerra. Tras dos años de contacto comenzaron a fiarse de él. Lo descubrió porque no le mentían constantemente: en su mundo la diferencia entre la mentira y la verdad podían ser algunas monedas de más.

Un día les preguntó qué es lo que más deseaban en la vida. El pensaba que le dirían que disponer de comida todos los días, contar con un techo donde dormir, un trabajo adecuado o cuestiones similares. Se sorprendió cuando le dijeron que lo querían era una tarjeta de identidad con su nombre y su fotografía, que les permitiera decir “soy yo y no otro” (soy un ser humano) Y se dio cuenta que lo que le enseñaban era que lo fundamental para una persona es saber quiénes somos, que valemos algo, que no somos sustituibles.

En otra ocasión (o tal vez fue la misma) les preguntó en qué consistía la dignidad y la respuesta fue “tengo que aprender a leer y escribir” (para ser yo). Por eso, dice Mankell, ser capaz de leer y de escribir es una cuestión de dignidad.

Con el paso de los años, con ellos sucedió lo que es normal en su mundo: dos desaparecieron, otros dos se convirtieron en criminales, uno más murió de malaria, otro en un accidente, otro de un problema gástrico… sin lápida alguna sobre su tumba. Sólo uno escapo al “destino”, porque su madre superando su propia miseria pudo cuidar de él: el único que aprendió a leer y escribir (consiguió su tarjeta de identidad).

La tragedia es que la escuela es para muchos una entidad inalcanzable y con analfabetismo los libros y revistas serán inútiles. Es una plaga en muchos países cuyo problema podría haber sido resuelto si se hubiera querido ya que hay dinero para ello. Es una cuestión similar a la que se da con las vacunas y las medicinas. De hecho hay problemas sanitarios que podrían mejorarse si estuvieran alfabetizados (como el de la malaria). Concluye Mankell que el analfabetismo es mortal y millones de niños nacen sin tener una oportunidad para esquivarlo.

Se refiere después a los índices de analfabetismo en Mozambique (60/70%) y hace mención (a pesar de que entiende los intereses editoriales) a la necesidad de dotar de libros gratuitos a las bibliotecas de países similares, sobre todo de los que enseñan a leer. Asegura que el desarrollo de las bibliotecas fue uno de los elementos que ayudó a que Suecia saliera de la pobreza, y los autores suecos son testigos de ello.

Las bibliotecas han tenido importancia en su vida, empezando por la escolar de donde saltó a la pública (donde reconoció haber aprendido más que en el colegio). Sin ellas Suecia no sería lo que es ni tampoco la literatura, cuyo origen está en los libros de texto.

Mozambique está a punto de salir de la pobreza tan sólo 35 años después de su independencia. Nos invita a pensar cómo sería Suecia si sólo llevará 35 años de independencia.

Pero las bibliotecas no están sólo para almacenar. Necesita de bibliotecarios eficaces que ayuden en la búsqueda de lo que se necesita, por lo que el establecimiento de las bibliotecas va de la mano con la formación de los bibliotecarios, sin los que no estaría completa.

Suecia debe ayudar a las bibliotecas de los países pobres (también Suecia lo fue). Sin embargo las bibliotecas están pasando por malos momentos: se cierran bibliotecas, se ajustan los presupuestos… Es ofensivo que las diferentes políticas desbaraten uno de los elementos más importantes para el crecimiento y la cultura. Aunque tampoco le extraña porque muchas personas “importantes” piensan que los libros son peligrosos y que es bueno que haya personas que no sepan leer. La pluma y la palabra son herramientas peligrosas (porque permiten cuestionar).

Las bibliotecas públicas (public libraries) deben convertirse en bibliotecas populares (people libraries) no siendo instituciones exclusivistas, proporcionando las mismas oportunidades para todos y albergando toda las producciones nacionales.

La dignidad y el conocimiento van siempre juntos. Podríamos decir que las bibliotecas son templos de dignidad y, por tanto, los bibliotecarios son guardianes de la dignidad.

El desarrollo tecnológico avanza a gran velocidad. Considera que la mayor parte de lo que se deriva de él es bueno (probablemente lo único que se puede agradecer a los militares): desde la selva, con un poco de energía y un teléfono se puede acceder a la British Library.

El libro es una herramienta superior en la búsqueda del conocimiento. La cuestión es cómo se distribuye: en un formato u otro continuará existiendo, del mismo modo que el bibliotecario, aunque las bibliotecas cambien.

No debemos parar hasta que todo el mundo vea cómo se unen las letras y cobran significado.

Recuerda una frase de un poeta mozambiqueño: “Todo ser humano es su propia raza”, lo que supone que el individuo es más que la raza y el hombre más que la cultura. Nos dice que escribe por el individuo y por la solidaridad.

Nos conmina a mirarnos a nosotros mismos y darnos cuenta de lo importante que somos y de asegurarnos que las bibliotecas sean importantes en el mundo.

 

Sube al estrado una mozambiqueña (no recuerdo su nombre; pero tiene una identidad) con la que habla en portugués: está implicada en la lucha contra el analfabetismo y en el desarrollo de las tecnologías para conseguirlo. Le entregan un premio. Los aplausos llenan la sala.

Después algunos se acercan a que le firmen libros, programas de la IFLA…

 

Tras el acto, en la misma sala comienza la segunda sesión de la Sección de AFIN. En este caso junto con la de Bibliotecas de Ciencias Sociales. Interviene entre los ponentes Raúl Aguilera, compañero de la Universidad Carlos III. Pero hablaré, brevemente de esta sesión en ALFARED.

Después, sesión de pósteres (alguno menos de los 179 oficiales). Abarrotada, sólo vemos un tercio, sacamos algunas fotos y nos vamos.

Comida de trabajo con la Chair para preparar la agenda de la reunión de mañana, modificar el plan estratégico y acabar de cerrar alguna negociación. Al acabar es demasiado tarde para acudir a la sesión de materiales audiovisuales y multimedia, por lo que damos una vuelta por la zona de pósteres, ahora sí vacía. Buscamos los de open access, los de ALFIN, los de redes sociales y nuevas bibliotecas... Son más de las 18:00: al hotel a imprimir las copias de la agenda de mañana y a escribir estas líneas.

 

 

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