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Proyecto de Cooperación entre la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) y la Universidad Complutense de Madrid.

Javier Pérez Iglesias 3 de Julio de 2009 a las 09:42 h

Entre los días 13 y 21 de junio, dos compañeros de la BUC, Elena Cob Moreno y Javier Pérez Iglesias, estuvieron en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), Argentina, en el marco de un proyecto de cooperación que ha financiado la AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo). De hecho, la AECID ha financiado una Acción Complementaria (C/020555/08) que lleva por título "Desarrollo e implementación de la colección digital de la Universidad nacional de Córdoba".

Como parte de esa Acción Complementaria, en mayo (entre el 18 y el 22) recibimos la visita de dos colegas argentinas, la directora de la Biblioteca Mayor de la UNC Rosa Bestani y la directora de la Biblioteca del FAMAF (Facultad de Matemáticas, Astronomía y Física). Para saber algo más sobre el proyecto y sobre esa visita se puede consultar una página que se creo específicamente dentro de la intranet de la BUC.

 

Los bibliotecarios complutenses que viajaron a Córdoba mantuvieron diferentes reuniones y sesiones de trabajo con autoridades académicas de la UNC, miembros del PAS, bibliotecarios y docentes e investigadores. También impartieron tres talleres dirigidos a bibliotecarios, conservadores, informáticos e investigadores:

  • Taller 1. "Preservación y gestión de colecciones digitales"
  • Taller 2. "Producción y edición de Publicaciones Digitales abiertas"
  • Taller 3. "Iniciativa de Archivos Abiertos, el nuevo paradigma de la comunicación científica".

Los tres talleres tuvieron mucho éxito tanto de asistencia como de participación.

Tanto Elena como yo queremos destacar la excelente y cariñosa acogida que tuvimos en la UNC. Todo el personal con el que tratamos estaba muy alto e interesado en el proyecto pero, además, se preocuparon en todo momento de que estuviéramos a gusto. Y lo lograron! Desde aquí queremos agradecer su generosidad y su cariño a Alejandra Nardi, Rosa Bestani, Victoria Paganini, Andrea Capdevila, Alicia Centeno, Graciela Cañete, Pastora Navarro, Teté Arroyo, Marta Pizarro, Silvia Fois..., y a todas las personas que nos acompañaron esos días y con las que intercambiamos ideas y proyectos.

Sentadas, de izqda a drcha, Rosa Bestani, Andrea Capdevila y Elena Cob. De píe, de izqda a drcha, Victoria Paganini, Javier Pérez Iglesias, Alejandra Nardi y Alicia Centeno

Para un relato más detallado podéis seguir leyendo.

Desde Córdoba, "La Docta".

1. Martes 16 de junio

Rosa Bestani nos pasa a buscar por el Hotel. Son las 9:30 de la mañana y la plaza de San Martín, en pleno centro, está llena de vida. Los días anteriores hemos visto la ciudad a medio gas por las fiestas. El fin de semana  largo ha hecho que mucha gente se marchara al campo.

Todo el mundo comenta que la huelga de los empleados municipales hace difíciles los movimientos por la ciudad pero nosotros llegamos sin problema a la universidad. Durante estos días la huelga ha sido motivo de comentarios y quejas:  calles cortadas, semáforos que no funcionan, basura derramada por el suelo... Aunque no hemos sido testigos directos de ninguno de esos actos. Nos hemos pasado 4 días reunidos en distintos edificios de la ciudad universitaria y del centro, hablando sobre digitalización y archivos abiertos. Para movernos  de un lado a otro, en taxi o en coche particular, han elegido siempre las rutas más despejadas. Parece que hemos estado dentro de una burbuja universitaria a la que sólo llegan los rumores de los hechos.

A las 10 tenemos un desayuno de trabajo en la Biblioteca de Medicina con el Consejo de Directoras de Bibliotecas, un órgano consultivo que intenta poner las bases para lograr una acción conjunta de todos los servicios bibliotecarios de la universidad. Son 22 las directoras con las que hablamos sobre el Proyecto UCM/UNC y que nos preguntan sobre nuestra experiencia en los campos sobre los que van a tratar los talleres.  Nos presenta Alejandra Nardi, directora de la Biblioteca de Económicas y responsable del Proyecto con la UCM. Ya conocemos a algunas personas de los otros días (Andrea Capdevila, Alicia Centeno, Rosa Bestani, Victoria Paganini y a la propia Alejandra) el resto son caras y nombres nuevos. Todo el mundo es muy amable y está muy interesado en lo que venimos a contar así que comienza lo que será la tónica a lo largo de toda la semana: preguntas de nuestros anfitriones y respuestas de Elena y mías a sus dudas, curiosidades, intereses. .. Nunca me he distinguido por quedarme callado pero durante el desayuno a penas puedo tomar café (y aire) entre charla y charla.

El Consejo de Directoras ve la cooperación con la UCM, y el proyecto de crear una biblioteca digital, como una oportunidad para que las bibliotecas tengan un papel más activo en la vida académica.

A las 11,30 nos despedimos de los asistentes (también estaba un asesor médico, un docente, de la Biblioteca de Medicina) y nos quedamos en ese centro visitando las instalaciones. La de Medicina es una biblioteca bastante grande, que ocupa una parte del Pabellón Argentina, uno de los edificios administrativos de la Ciudad Universitaria. La Facultad de Medicina, por su parte,  ocupa varios edificios  distribuidos por todo el campus. La Biblioteca fue puntera en su momento, contó con el primer fax de toda la universidad, pero hora está necesitada de renovación, sobre todo en su mobiliario. Estamos en una universidad que además de los problemas presupuestarios tiene que manejar un número de estudiantes muy elevado (más de 100.000). En algunas carreras, como Económicas, hay asignaturas de primero con más de 400 alumnos.

Otra característica que tiene la Biblioteca de Medicina, y que comparte con muchas bibliotecas de la UNC, es la poca cantidad de fondos disponibles en acceso libre y el nivel de desgate altísimo que tienen los materiales de más uso.

La biblioteca cuenta con una sala de ordenadores con algunos equipos no muy modernos. Resulta extraño visitar las instalaciones completamente vacías de usuarios. Sólo permanece abierta al público la sala de préstamo, donde se guardan los manuales y obras más prestadas detrás de un mostrador de atención.

A las 13:00 tenemos una comida de trabajo a la que asisten algunas de las personas  que hemos conocido en el desayuno. Somos 7 a la mesa. No tenemos mucho tiempo porque nos hemos acercado  caminando al restaurante, que está en el parque Sarmiento, muy cerca del campus.

A las 15:30 nos esperan en el Decanato de Filosofía. Sus oficinas ocupan una casa que Perón construyó para Evita, es un edificio muy bonito de dos plantas, y cuando pregunto por un baño me recuerdan que es el "Baño de Evita" y me acompañan a una habitación alicatada con azulejos verdes y unos sanitarios años 40 en perfecto estado. Los pomos de las puertas tienen las iniciales del matrimonio Perón.

Nos recibe el Secretario de Ciencia y Técnica, Andrés Laguens, porque hoy martes todos los decanos están reunidos en un Consejo de la Universidad. El Secretario está muy al día del proyecto que nos ha traído a Córdoba. Nos sentamos con un café y nos pregunta sobre las colecciones digitales de la UCM , la percepción de los investigadores sobre el Open Access y la experiencia complutense en edición de revistas electrónicas. Está será otra constante a lo largo de todos estos días en la UNC: las personas con las que hablamos, las autoridades que nos reciben, los bibliotecarios que conocemos, el personal académico, todos saben para qué estamos aquí y de qué trata el proyecto. También ha quedado muy claro desde el desayuno de trabajo que no estamos aquí sólo para escuchar y que, más allá de los talleres, las personas que vamos conociendo requieren nuestras opiniones y nos plantean cuestiones para debatir.

Nos despedimos para acercarnos a la Biblioteca de Filosofía y Humanidades que está llena de vida, ya son las 5 de la tarde, y que cuenta con instalaciones amplias y muy luminosas. La cantidad de gente reunida en el mostrador de información y préstamo nos recuerda a algunas bibliotecas de la UCM. Parece que las bibliotecas tienen mayor afluencia de público por las tardes que por las mañanas.

En esta biblioteca trabaja Sonia, amiga de Javier Gimeno, y Silvia Fois, amiga de Blanca Calvo y nuestra desde el domingo pasado. Entre sus fondos está la Biblioteca de Monseñor Cabrera, que dio origen al Instituto de Estudios Americanistas y su extensa colección de manuscritos. Estos últimos forman parte del proyecto de digitalización del patrimonio de la UNC.

A las 6 llegamos a la Biblioteca de Económicas en donde nos espera Alejandra Nardi.  Aquí podemos ver como funciona el OPAC de Koha, el sistema de gestión que se está instalando en toda la universidad.  Nos muestran las salas de trabajo en grupo, los gabinetes para uso individual y un espacio denominado CRAI, en donde se pueden consultar bases de datos y utilizar ordenadores para hacer trabajos. Hay una bibliotecaria que atiende a los usuarios en esa sala. El plan de Alejandra Nardi es convertir la hemeroteca, que casi no se utiliza, en un espacio de trabajo con ordenadores que aumente el área CRAI. Para ello se va a utilizar la financiación de un proyecto educativo del Ministerio de Educación (PACENI).

Después de visitar las instalaciones nos recibió el Vicedecano de Estudios de la Facultad de Económicas. Se disculpó porque no iba a poder asistir a los talleres del jueves y nos estuvo comentando la difusión que se ha hecho del evento. Mientras charlamos con él sobre los contenidos de los talleres llega el Decano y se une al grupo.

Elena y yo regresamos caminando al Hotel, nos acompañan unas bibliotecarias de Económicas. En todo momento, las organizadoras han estado pendientes de que alguien nos acompañara  para hacer más fácil nuestra estancia. Paramos para tomar un vino a medio camino, Elena y yo solos. Necesitamos recapitular todo lo que hemos visto y oído en un día tan largo. A las 10 estamos ya en nuestras habitaciones agotados y muertos de sueño.

2. Miércoles 17 de junio

Nos busca en el Hotel Rosa Bestani a las 9:30 de la mañana. Vamos caminando porque estamos a pocas cuadras de la Manzana Jesuítica, el conjunto de edificios que construyó la Compañía de Jesús en el siglo XVII y en donde impartieron enseñanza hasta su expulsión en 1767. Estos edificios, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, albergan la colección jesuítica y la Biblioteca Mayor.

Sala de la Colección Jesuítica. De izqda a drcha, Rosa Bestani, Elena Cob y Julia Varela

Primero visitamos la colección jesuítica que se encuentra en el Museo de la Universidad, en la parte baja de un claustro con un jardín central en donde está la estatua del obispo Trejo que da nombre a la calle y que fue responsable de que se dedicaran esos edificios a la enseñanza. Nos hace de guía Julia Varela, la encargada de conservación. Además, podemos ver una exposición sobre la historia de la imprenta que se encuentra en esas mismas salas: "Una impresión del mundo (siglos XV al XIX)". Algunos de los libros expuestos pertenecieron a los jesuitas y otros proceden de otras colecciones de la Universidad.

Los libros de la Compañía de Jesús, unos 2.500 volúmenes, están guardados en armarios de cristal. Julia nos comenta que han tenido que superar varios inconvenientes al tener que compaginar la actividad museística, los libros están en un espacio que se visita, con las tareas de conservación. Las salas no están climatizadas pero, de manera natural, se han logrado unas condiciones bastante estables. Por otra parte, los ejemplares de gran tamaño se guardan tumbados para evitar el deterioro de las encuadernaciones, casi todas en pergamino flexible, y la luz sólo se enciende durante las visitas guiadas que no son muchas. Los 1.602 títulos de esta colección conforman una de las principales colecciones de fondo antiguo de Argentina. Son además, el origen de la Universidad Nacional de Córdoba, la más antigua del país y una de las primeras de América Latina.

Al conocer este conjunto de edificios y colecciones bibliográficas que conforman la manzana jesuítica cobra otra dimensión la estancia de Alta Gracia, que visitamos el pasado lunes. Junto con otras estancias distribuidas por toda la provincia, Alta Gracia formaba parte de un entramado económico que sostenía la actividad educativa que se desarrollaba en Córdoba.

Sala de lectura de la Biblioteca Mayor

Después pasamos a visitar la Biblioteca Mayor y conocemos a todo el personal. Está situada en el segundo piso del edificio del Museo, en torno al  claustro, y es una maravilla. Salas de techos muy altos, con mobiliario antiguo y lámparas espectaculares. Es una biblioteca llena de usuarios y, al mismo tiempo, cargada de historia. Sus paredes conservan la belleza de otras épocas y recuerda a las bibliotecas europeas del siglo XIX.

 Aunque nació con un espíritu enciclopédico actualmente está especializada en ciencias sociales. Contiene unas 120.000 obras y entre sus colecciones está la biblioteca particular de Vélez Sársfield, creador del código civil argentino. Además de sus libros está un ejemplar manuscrito del código civil que sirvió como base para la primera edición impresa.

Después de ver las distintas salas pasamos por el taller de encuadernación y restauración en donde, entre otras actividades, se construyen cajas para estabilizar los libros más dañados o los soportes para exponer documentos.

En la biblioteca tenemos una reunión con el personal y una investigadora. Todo el mundo está muy ilusionado con la posibilidad de que se digitalicen los fondos antiguos.

Después visitamos la Biblioteca de Derecho, dividida en dos edificios uno para el fondo antiguo, situada en el conjunto jesuítico, y otra nueva, que ocupa tres plantas, construida en un anexo del edifico de la Facultad, justo enfrente. Derecho es una de las Facultades que nunca ha querido trasladarse a la ciudad universitaria. No nos extraña después de ver el imponente edificio que tienen frente a la manzana jesuítica.

Después de visitar las bibliotecas nos recibe en su despacho el Decano de la Facultad de Derecho. Mucho más protocolario que cualquiera de las autoridades con las que hemos tratado hasta el momento, nos recibe en un despacho muy grande, antiguo y lujoso. Sus palabras son muy amables y se muestra totalmente de acuerdo con el proyecto de biblioteca digital.

A las 13:00 comemos con las bibliotecarias de Derecho y Biblioteca Mayor.

A las 15:30 asistimos a una reunión con Roxana Patiño, Prosecretaria de Relaciones Internacionales de la UNC, Juan Torres uno de los principales responsables del proyecto de Cooperación, Miguel Montes de la Prosecretaría de Informática y los responsables de la implantación del programa informático Hebe Goldenhersch y Aaron Saal.

Los informáticos están preocupados por problemas de derechos de autor relacionados con digitalizar y con poner en acceso abierto los documentos. También se interesan por las distintas posibilidades que se pueden adoptar para mostrar la biblioteca digital.

Al terminar la reunión nos acercamos, Elena, Marta Pizarro y yo a la Biblioteca Popular de Bella Vista. Allí nos espera su directora Susana Fiorito que nos presenta a parte del equipo que trabaja en un barrio de desheredados, gente sin trabajo, "gente que sobra", como nos explica Susana, para la lógica capitalista. Es un barrio de casitas bajas, que no ofrece mal aspecto a primera vista. Es verdad que las calzadas están bastante destrozadas, con baches y agua estancada, y que las aceras casi no existen pero en casi toda Córdoba hay un nivel de descuido que choca viniendo de Europa, aunque uno sea madrileño. Con un poco más de atención se percibe más suciedad de lo normal, muchas más rejas que en otras partes (y toda la ciudad tiene muchas rejas!) y más cabello negro y rostros morenos que en otras partes.

Las bibliotecas populares son una institución muy especial porque surgen del trabajo de la gente. Tienen su origen a comienzos del siglo XX, con la llegada masiva de inmigrantes. La Biblioteca de Bella Vista trabaja con los libros y la lectura pero también con ordenadores, con talleres de vídeo, con música y danza, con una escuela de cocina y con una huerta. En todos esos lugares hay niños, jóvenes y gente mayor. Es decir, se crean grupos de todas las edades en los que todos aprenden de los otros. Otro aspecto interesante es que se utiliza el método educativo de Freire tanto para aprender a leer y a escribir como para utilizar los ordenadores o internet. Así, lo primero no es presentar una herramienta, la que sea, y enseñar en qué consiste y para qué se usa sino que se comienza por las necesidades de las personas y se ve de qué manera puede servirles el ordenador, un programa concreto, internet o la lectura de textos. La Biblioteca Popular Bella Vista es mucho más que un lugar en el que se puede leer o tomar prestado un libro, es una institución comprometida con su comunidad en donde suceden muchas cosas que tienen que ver con la lectura y el aprendizaje.

Susana Fiorito dice que ella no es bibliotecaria pero toda su labor desmiente esas palabras. Caminando con ella por el barrio, y visitando las instalaciones, nos olvidamos de que estamos en un barrio tan desfavorecido en donde la vida es difícil. Ella no lo olvida pero el trabajo que hacen desde la biblioteca sabe poner luz en un panorama muy sombrío. Bella Vista se merece una crónica propia que espero que aparezca en "La Biblioteca Informa al Bibliotecario".

Es tarde cuando una de las bibliotecarias nos lleva hasta el centro. Paramos a tomar algo con Marta Pizarro, sin poder dejar de hablar sobre lo que hemos visto y lo que nos han contado. Esa noche me acuesto cansado pensando en la alegría de que existan Bellas Vistas.

 

3. Jueves 18 de junio (el día)

Durante las tres jornadas anteriores nos encontramos con carteles y folletos que anunciaban los talleres en todos los edificios universitarios que visitamos. Toda la gente con la que pudimos hablar hizo referencia a esa jornada a la que pensaban asistir.

Ese día salimos un poco antes del hotel a las 9 de la mañana, para ir hasta la ciudad universitaria. Los talleres, que comienzan a las 9,30, se dan en el salón de actos de la Facultad de Matemáticas, Astronomía y Física.

Abren el Acto Aarón Saal, que enmarca el proyecto UNC/UCM dentro del programa de bibliotecas y Alejandra Nardi que nos presenta a Elena y a mi.

Antes de que comencemos nuestras intervenciones nos ponen un pequeño vídeo que nos han preparado como sorpresa con música española e imágenes de Madrid y de la cultura española.

Elena y yo teníamos pensados los tres talleres como una sucesión. Cada uno es independiente pero siguen un hilo conductor y cobran todo su sentido siguiendo las tres partes. De todas formas, es importante que funcionen de manera independiente porque no todo el mundo asiste a todas las sesiones.

A primera hora había unas 150 personas, la mayoría profesionales bibliotecarios pero también estudiantes de biblioteconomía y profesores e investigadores de otras áreas. Estos últimos, estuvieron mucho más presentes en la sesión de la tarde que era la que trataba directamente del Movimiento Open Access, de los repositorios institucionales y de la experiencia complutense en ese campo. Me hizo mucha ilusión ver entre el público a gente de la Biblioteca Popular Bella Vista.

A la hora de exponer los contenidos nos repartimos las distintas partes de cada taller entre Elena y yo. Eso ayudó a  que las presentaciones fueran más animadas y variadas.

Al final de cada uno de los talleres hubo un debate con mucha participación de los asistentes y fue especialmente interesante el del final de la tarde porque participaron muchos investigadores de la UNC. A las 7 de la tarde estábamos muertos, exprimidos y agotados pero muy contentos con el resultado. Y eso mismo pensaban las socias argentinas.

4. Viernes 19 de junio.

Hemos podido dormir un poco más pero nos levantamos más cansados. Incluso para mi ha sido mucho hablar durante todos estos días y el remate de las 6 horas de taller nos ha dejado rendidos.

Bueno, queda un último esfuerzo. A las 11 tenemos una reunión con Carolina Scotto, Rectora de la Universidad Nacional de Córdoba a la que asiste también Roxana Patiño, Prosecretaria de Relaciones Internacionales. Nos acompañan Rosa Bestani, Victoria Paganini y Alejandra Nardi. La Rectora es una mujer joven que nos hace sentir cómodos creando un ambiente informal de conversación. Está muy al tanto del proyecto que nos reúne y se interesa mucho por la estructura bibliotecaria funcional de la BUC. Estamos hablando durante más de una hora.

Al terminar la reunión con la Rectora hay una emisora de televisión que nos entrevista. Por cierto, Alejandra Nardi les ha pasado un cuestionario y no dejan ningún aspecto sin tratar: derechos de autor, edición electrónica, e-ciencia, bibliotecas digitales y mejora educativa... Después del estrellato televisivo nos separamos. Elena va a pagar algunas de las deudas pendientes (el desayuno de trabajo y el cofee break de los talleres) y yo acudo a una reunión informal con Juan Torres. 

A las dos tenemos una comida con varias bibliotecarias y algunos informáticos. Creo que necesito estar un mes seguido sin pronunciar algunas palabras. A saber: Open Access, E-prints, Colecciones digitales, portal de revistas científicas, revistas electrónicas y Google Book Search.

Al día siguiente, sábado, nos han invitado al campo a una finca del marido de Victoria Paganini. Él se apellida Vélez-Funes, una de las familias más poderosas de Córdoba, y es Juez Federal. Nos han dicho que el paisaje es maravilloso y que Nacho, el anfitrión, es un gran conversador. Pero el relato de esa parte queda para otro día.

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