Hallado un ejemplar colombino entre los fondos complutenses


Cristina González Hernández.
Facultad de Filología U. C. M.

Alejandra Rico Francia.
Departamento de Conservación Restauración U. C. M.


    E
n el pasado mes de noviembre el Equipo de Restauración de la Biblioteca Histórica descubrió, entre varios incunables recibidos para su encuadernación, uno con anotaciones manuscritas del siglo XVI. La asistencia, de una de las técnicas del Equipo a clases de Bibliografía, ha permitido detectar la existencia de un ejemplar de Hernando Colón entre los fondos de la Biblioteca Histórica “Marqués de Valdecilla” [1].

Se trata de un libro de sermones de Simón de Cremona impreso en 1484 en Reutlingen[2] con signatura topográfica INC FL-106. El examen de este ejemplar junto con el estudio que presentamos a continuación ha corroborado su pertenencia a la biblioteca fernandina[3].

            Hernando Colón (1488-1539) bibliófilo y bibliógrafo cordobés, viajero imparable, logró constituir una de las más grandes colecciones humanistas del Renacimiento: más de quince mil manuscritos e impresos que instaló en Sevilla. Elaboró múltiples índices, tablas, inventarios, catálogos de sus fondos con el fin de condensar todo el saber de su época y de realizar la clasificación de los conocimientos humanos para facilitar el trabajo intelectual. Además, contó con un equipo de trabajo siendo el responsable principal de la biblioteca Juan Pérez, hombre de confianza de Hernando Colón.

Las primeras noticias sobre los repertorios se encuentran recogidas en su Testamento[4]. En él dio instrucciones detalladas respecto a su biblioteca y sobre la herencia de la misma, dejando incluso rentas para su mantenimiento, pudiéndose considerar como un reglamento[5] para la conservación y aumento de la biblioteca fernandina. Pero por incumplimiento de las cláusulas testamentarias, la biblioteca permaneció cerrada unos años, dejaron de elaborarse los catálogos y los libros se trasladaron al Convento de San Pablo. Tras un largo pleito interpuesto por el Cabildo de la Catedral de Sevilla se volvieron a trasladar a la Catedral en 1552 y desde entonces es allí donde se encuentran albergados[6].

El número de volúmenes que legó Hernando Colón al Cabildo se halla hoy notablemente disminuido habiendo quedado reducido[7] probablemente a una tercera parte. Desde su fallecimiento la biblioteca tuvo una accidentada historia[8]: sufrió abandono y con el trasiego y el transcurso del tiempo numerosas pérdidas (robos, expolios, expurgos llevados a cabo por la Inquisición) de ahí que hoy día haya libros desaparecidos, y otros que se encuentran repartidos por diferentes bibliotecas del mundo[9].

Hernando Colón dejó su huella en los libros, pues tuvo la costumbre de consignar en ellos el número de registro y al final de los mismos, los datos relativos a su compra incluyendo el valor que el ducado de oro poseía relacionado con la moneda en que se pagó el libro.

En nuestro ejemplar objeto de estudio observamos:

- Una hoja protectora en blanco, en cuyo ángulo superior izquierdo del recto, se encuentra anotado, a mano, un número flanqueado por un punto y afectado por una raya en su parte superior. Se trata del número 6.427.

- En la parte inferior de la última página, también en blanco, se aprecia muy claramente la siguiente anotación manuscrita de Hernando Colón:

            Tras el verbo en pretérito, anotó el precio pagado en  fenins,  el lugar donde el libro se compró: Augsburg (Alemania)[10];  fecha con expresión de día, mes y año, y el valor de esta moneda referido al ducado castellano.

Consideramos importante llamar la atención sobre la interpretación de la tercera cifra del año, pues su apariencia induce a error, como se puede observar en la reproducción fotográfica. La lectura correcta es: 1531 y no 1521.

Por la consulta del Itinerario[11], realizado por Klaus Wagner siguiendo las anotaciones de los libros, sabemos que Hernando Colón no estuvo en Augsburgo en 1521: desde marzo a noviembre de 1521 estuvo en Italia y concretamente el 31 de mayo estuvo en Venecia. En cambio, entre el 22 de mayo y 6 de junio de 1531 se documenta su estancia en Augsburgo[12].

Además, siguiendo a Wagner, la anotación completa con indicación del día exacto en que fue comprado el libro distingue las últimas compras de las efectuadas en años anteriores[13], lo que viene a confirmar la adquisición el año de 1531.

Pero, también podría ser, aunque lo consideramos menos probable, que no lo comprara él. Así que consultamos el Dizionario de Cappelli[14] en el que se recoge un signo igual al utilizado por Hernando Colón para representar el número tres y que se usó en los siglos XV y XVI.

Y, por último, tras la comparación de varias anotaciones en otros ejemplares adquiridos en 1521 y 1531, podemos asegurar que este signo usado en varias ocasiones por Colón corresponde a un tres. 

En cuanto a los repertorios hernandinos han sido estudiados y descritos con gran detalle por Marín Martínez a partir de la Memoria que redactó Juan Pérez muy poco después de la muerte de Hernando Colón, en la que expuso la utilidad de cada uno de los repertorios[15]. En la confección de los mismos Hernando Colón empleó una serie de símbolos, de signos y de números y estableció interrelación entre aquéllos. Tampoco se conservan todos y de los que nos han quedado algunos están incompletos, otros tal como los dejó Hernando Colón a su muerte, es decir en proceso de elaboración.

De todos ellos dos son los fundamentales para conocer lo que Hernando Colón tuvo en su librería:

Índice Alfabético General llamado Abecedarium B y Supplementum (cf. T. Marín Martínez, ob. cit., “Repertorio 9”, p. 453-515). Contamos con reproducción facsímil[16] que es la que se ha manejado. Comprende en orden alfabético indistintamente nombres de autores, de títulos de obras y sus íncipits, y signos y números que se refieren a ese libro.

Índice Numeral de los Libros conocido como Regestrum B (cf. T. Marín Martínez, ob. cit., “Repertorio 10”, p. 519-614). En este repertorio se pueden distinguir tres partes:

- En la primera (fols. 1-130) los libros están anotados o registrados en orden numeral, probablemente a medida que los iba adquiriendo, conteniendo la descripción de los primeros 4.231 libros[17]. De cada libro anotó una descripción bibliográfica muy completa y datos de adquisición y comerciales.

- La segunda parte abarca desde los folios 131 al 187 a dos columnas apareciendo una serie de números que carecen de datos descriptivos: números que a su lado derecho tienen otro número, a veces alguna frase corta . Presenta algunos folios en blanco.

- La tercera parte (fols. 198-237) se reduce a una tabla de equivalencias numéricas entre signaturas antiguas y nuevas, presentándose a cuatro columnas. En esta tercera parte del Regestrum destaca la ausencia de notas textuales[18].

A lo largo de la Memoria, Juan Pérez puso de manifiesto que se estaba llevando a cabo una nueva organización en la biblioteca que afectaba a los libros (nueva ordenación, colocación y clasificación temática) y por consiguiente a los repertorios. Los pasajes más ilustrativos a este respecto son:

“… porque es bien advertir que hasta agora estaban los libros todos juntos y las ciencias mezcladas y confusas y entonçes tenían este número que llamamos viejo; agora hanse dividido por çiençias de manera que todos los libros de una çiençia están por sí, y estos números que se tenían no pueden servir…”[19].

 “que sirvan los viejos [números] para hallar los números nuevos, de esta manera: el primer libro que agora está en la librería era antes 771 conforme a la cuenta vieja, agora conforme a la nueva es primero pues házese un numeral que contiene todos los números de los libros desde 1 hasta 15332 … para que por [el] nuevo se halle el viejo y por el viejo el nuevo, y fue señalarlos de esta manera sublineado el nuevo por arriba y el viejo por abaxo para que sepamos cuál es el nuevo y cuál es el viejo… ” [20].

“… y esto hizo desde el primer libro hasta el libro 4231, y porque después cresçieron los libros en gran cantidad, no se pudo llevar adelante y dexóse de escribir más, salvo que se prosiguió por los números solamente, hasta el postrero que está en la librería, y ansí todos los más de él son números y papel blanco…”[21].

Para demostrar la presencia de este ejemplar complutense entre los libros de Hernando Colón resulta imprescindible acudir en primer lugar al Abecedarium B, porque además de contener los datos fundamentales sobre casi todos los libros que tuvo, nos facilita también los números que le correspondían en los otros repertorios.

De la consulta del Abecedarium B resulta que dicho libro está asentado dos veces:

          En la columna 1627: “Sermones dormi secure dominicales sermones cu expositionibus evangelioru. 11153. [símbolo]. Numero 71”

        En la columna  1669: “Simonis de cremona sermones suq [super] evangeliis. 55. Et suq [super] eptis. [epistolis] 52. 11153. Reu. 1484. [símbolo]”

Las cifras  71, 55 y 52 se refieren al número de sermones que contiene cada una de las tres partes de la obra.

El número 11153 subrayado según explica el bachiller Juan Pérez en la Memoria corresponde al del Regestrum B indicador del orden topográfico: el “número que está sublineado… es el que tiene el tal libro en [la] librería para poderse hallar en pidiéndolo, y esto conforme al número viejo”[22].

A continuación, en la entrada por el nombre de autor, se consignan los datos tipográficos del libro: al nombre abreviado de la ciudad se pospone la fecha anual en cifras árabes.

 

En ambos asientos figura un símbolo que significa según la Memoria[23]:

“… que los tales libros tienen índiçes o tablas o alfabéticas (sic) de las materias o vocablos mas prinçipales, y es de advertir que aunque haya índiçes, si no van por orden alfabética, no se han de poner estas señales. Los puntos interiores “… quiere dezir que los tales libros son [a] dos colunas (sic) escritos…”.

        En definitiva, el símbolo representa que el libro está en folio, con el texto distribuido en dos columnas y que tiene índices o tablas alfabéticas, lo que se comprueba a la vista del ejemplar.

Un número de registro tan alto como el 11.153 además de las razones anteriormente apuntadas, constata una vez más su compra en 1531. No debe extrañarnos la adquisición de un incunable en esta fecha tardía pues como manifiesta Mercedes Fernández Valladares “repasando lo que podríamos denominar su política de adquisiciones, observamos que en torno a los años 1530-35, junto a las novedades también adquiría  libros antiguos, es decir impresos 30 o 40 años antes”[24].

            El segundo repertorio al que hemos acudido es el Regestrum. Desconocemos la razón de por qué Huntington no facsimiló completo este repertorio y ni lo advirtió en la edición facsímil, incluso la mayoría de los autores han omitido las dos partes a las que ya nos hemos referido. Es cierto que al desaparecer casi por completo el contenido textual, decrece su importancia bibliográfica pero hay que tener en cuenta que ese maremagno de números tiene significado y que se hace necesario consultar para todos aquellos libros que se compraron a partir de 1523 o que lleven un número de registro mayor al 4.231, como es nuestro caso.

La consulta, por tanto, del Regestrum B, la llevamos a cabo en microfilm en la propia Biblioteca Colombina[25]. En la columna 11100 se disponen 99 números y en la fila 53 se encuentra anotado el número 6427. Número que está escrito en el ejemplar. Se trata de un mecanismo de correlación numérica entre ambos repertorios poniendo así de manifiesto la concordancia entre el Abecedarium y el Regestrum.

Las anotaciones que figuran en el libro junto con el testimonio ofrecido por el Regestrum B y por el Abecedarium son concluyentes de la presencia del libro en los estantes de la librería Fernandina.

Luego nuestro libro viajero debió pasar a formar parte, aunque ignoramos cómo, de la biblioteca del Colegio Imperial de la Compañía de Jesús de Madrid, como indica la anotación en la primera hoja de texto que conserva el ejemplar siempre hecha constar a mano en el siglo XVII según Sánchez Mariana[26].


F. ij r

Herederos directos del Colegio fueron los Reales Estudios de San Isidro[27]. La existencia de este libro en éstos queda documentada en el “Catálogo de la Biblioteca de los Estudios Reales de Madrid”, que se conserva actualmente en la Biblioteca Histórica de Valdecilla bajo la signatura BH MSS 588[28]. Elaborado en el siglo XVIII, está organizado por materias y se compone de ocho legajos. El número 8 corresponde a Sermones: en el folio 3 del “Índice alfabético de autores y obras anónimas”, hay una entrada por “Cremona, Simón de” que remite a la página 21. En ésta se encuentra anotada la siguiente descripción: “Simon de Cremona Aug. Opus predicabile de Evangeliis ac Epistolis omnium Dominicarum totius anni Reutlingen 1484 = Sermones Dominicales cum expositionibus Evangeliorum totius anni in fol.”

            Conocida como Biblioteca de San Isidro se incorporó a la Facultad de Filosofía y Letras en el siglo XIX, y de ahí que el volumen presente los sellos de pertenencia a la Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras[29] y a la  Biblioteca Universitaria de Madrid[30].

Esta pequeña historia materializada en el ejemplar reseñado lo enriquece y lo convierte en singular con respecto a los demás que integran nuestra biblioteca. Viene a sumarse a las ricas colecciones particulares que alberga la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla de la UCM.

Con esta aportación esperamos contribuir al estudio de las procedencias de las colecciones, a la reconstrucción virtual de las bibliotecas antiguas que hoy día están dispersas, y  a la difusión de nuestro patrimonio bibliográfico.


[1] Agradecemos la oportunidad brindada por la Dirección de la Biblioteca para dar la noticia  del hallazgo.

[2] Nos limitamos en este espacio a la identificación histórica del ejemplar, prescindiendo de la identificación editorial que será objeto de un posterior y pormenorizado estudio.

[3] Nombre preferido por Fernando Colón, aunque el más generalizado es el de Colombina.

[4] Hernando Colón. Testamento. Estudio crítico y transcripción de José Manuel Ruiz Asencio. Madrid. Testimonio Compañía Editorial, 1995.

[5] Ibíd., p. 33.

[6] Una historia completa de la biblioteca Colombina se ofrece en Juan Guillén Torralba. Historia de las bibliotecas Capitular y Colombina. Sevilla. Fundación José Manuel Lara, 2006.

[7] Nuria Casquete de Prado Sagrera dice que hoy sólo se conservan 6.000 títulos, que corresponden a casi 3.200 volúmenes: “El Patrimonio cultural de la Institución Colombina” en Pliegos de Bibliofilia, 9, (2000), p. 25-41. La cita en p. 27.

[8] Hasta el presente no se ha encontrado ningún inventario de entrega, por lo tanto se ignora si pasaron todos los libros de la casa de Colón al Convento, o en el ínterin ya se habían extraviado algunos. En Juan Guillén Torralba. Hernando Colón: humanismo y bibliofilia. Sevilla. Fundación José Manuel Lara, 2004, p. 255.

[9] La labor de localización de estos ejemplares que se encuentran fuera de la Biblioteca Colombina aún no se ha emprendido.

[10] José Ignacio Mantecón Navasal. Índice de nombres latinos de ciudades con imprenta 1448-1825. México. Universidad Nacional Autónoma, 1973, p. 31.

[11] Klaus Wagner. “El itinerario de Hernando Colón según sus anotaciones. Datos para la biografía del bibliófilo sevillano” en Archivo Hispalense, 203 (1984), p. 81-99.

[12] Ibíd., p. 96.

[13] Klaus Wagner. “Un hijo de Colón en Alemania”, Anales de la Universidad Hispalense, XXVI (1966), p. 101-106.        

[14] Adriano Capelli. Lexicon abbreviaturarum = Dizionario di abbreviature latine ed italiane usate nelle carte e codici specialmente del Medio-evo riprodotte con oltre 14000 segni incisi… Milano. Ulrico Hoepli, 2004, p. 424.

[15] Tomás Marín Martínez. “Memoria de la obras y libros de Hernando Colóndel bachiller Juan Pérez, Madrid. CSIC, 1970. Esta obra fue la base del Catálogo Concordado de la Biblioteca de Hernando Colón, del que han aparecido dos volúmenes (1993-1995), siendo los directores del proyecto Tomás Marín Martínez, José Manuel Ruiz Asencio, Klaus Wagner. El Catálogo Concordado incluye los primeros 1.200 asientos del Regestrum.

[16] Hernando Colón. Abecedarium B y Supplementum. Ed. facsímil de los manuscritos conservados en la Biblioteca Colombina de Sevilla. Madrid. Fundación Mapfre América-Cabildo de la Catedral de Sevilla, 1992. Son los manuscritos con signatura topográfica: 10-1-5, 10-1-5 bis de la Biblioteca Capitular y Colombina.

[17] Esta parte fue la única editada en facsímil (Catalogue of the Library of Ferdinand Columbus reproduced in facsimile from the Unique Manuscript [10-1-4] in the Colombine Library of Seville, by Archer M. Huntington, New York. The Hispanic Society of America, 1905 [hay reimpresión en New York. Kraus Reprint Corporation, 1967]). La descripción completa del manuscrito puede verse en Catálogo de manuscritos de la Biblioteca Colombina de Sevilla. Sevilla. Institución Colombina, 2002, n. 622.

[18] Recordemos que Bartolomé José Gallardo, Ensayo  de una biblioteca española de libros raros y curiososMadrid. M. Rivadeneyra, 1866, II, n. 1870, ya describió el Regestrum indicando que tenía "unas 300 hojas, las 130 la nota circunstanciada de los libros, las demás ocupa la remisión de unos números a otros."

[19] Memoria, p. 69.

[20] Ibíd., p. 69-70.

[21] Ibíd., p. 71.

[22] Ibíd.,  p. 67-68.

[23] Los símbolos o dibujos los explicó también el Bachiller Juan Pérez (cf. T. Marín Martínez, ob. cit., p. 60-66, y p. 444).

[24] En “Los caminos de la búsqueda bibliográfica: rastros, indicios y hallazgos de raros impresos burgaleses del siglo XVI” en Pliegos de Bibliofilia, 6,  (1999), p. 5-18. La cita en p. 11 nota 28.

[25] Con motivo de la visita organizada en diciembre a dicha institución con los alumnos de 4º y 5º curso de la Licenciatura en Ciencias de la Documentación.

[26] En el Estudio introductorio que Manuel Sánchez Mariana realizó en el Catálogo de incunables de la Biblioteca de la Universidad Complutense, por Josefina Cantó Bellod y Aurora Huarte Salves. Ed. rev. y aum. con la colaboración de Mercedes Cabello Martín. Madrid. Editorial Complutense, 1998, p. XX. Esta procedencia consta en dicho catálogo, n. 576.

[27] Un estudio detallado sobre esta biblioteca fue realizado por Aurora Miguel Alonso. La biblioteca de los Reales Estudios de San Isidro de Madrid (su historia hasta la integración en la Universidad Central). Madrid. Fundación Universitaria Española, 1996. Tesis doctoral dirigida por José Simón Díaz.

[28] Está digitalizado pudiéndose consultar en red.

[29] Catálogo de incunables de la Biblioteca Universitaria con la colaboración de Josefina Cantó Bellod y Aurora Huarte Salves. Madrid. UCM, 1974, n. 558, con la sign. FL-106.

[30] Un estudio reciente es la obra colectiva: Historia de la biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. Coordinadores, Mª Cristina Gállego Rubio y Juan Antonio Méndez Aparicio. Madrid. Ed. Complutense, 2007.

 

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