"En los siglos XVIII, y XIX, todos los estudiantes de la universidad británica debían aprobar el complicadísimo tripos matemático si querían recibir el título de graduado. Era tan exigente que la mejor nota no llegaba al 5 actual y se consideraba todo un logro sacar un ¡0,14! Algunos caían enfermos y sufrían colapsos, y la leyenda negra incluso atribuye a la prueba una muerte por derrame cerebral". Nos lo cuenta Raúl Ibáñez Torres, profesor de matemáticas en la UPV/EHU, miembro de la Comisión de Divulgación de la RSME, en ABC.
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